4 curiosidades sobre la traducción jurada
El oficio de traductor jurado requiere una alta especialización, la cual ha dado lugar a la creación de algunas creencias que han contaminado el ejercicio de la traducción, llegando a confundir a algunos profesionales ante las exigencias recibidas por parte del usuario. Por ello, en Trad&Go queremos arrojar algo de luz destacando varias particularidades sobre la profesión.
De esta manera, todos los clientes sabrán a qué atenerse cuando contratan este tipo de servicios, sin necesidad de crear falsas expectativas que lo perjudiquen, suponiendo una incomodidad para el traductor jurado, que en muchas ocasiones se ve obligado a responder ante mitos sin fundamento alguno en la realidad.
1. Un traductor jurado solo acredita la autenticidad
Aunque parezca que el oficio de traductor jurado está bastante claro, en muchas ocasiones los clientes solicitan otros servicios que están fuera de su alcance. La homologación por parte de la Oficina de Interpretación de Lenguas únicamente acredita la autorización del profesional para traducir un documento oficial y que este tenga validez legal.
Sin embargo, la traducción jurada no es un servicio destinado a interpretar sistemas equivalentes en otros países, tales como las calificaciones académicas. El profesional contratado únicamente traducirá el documento, pero no será su labor adaptarlos a ningún sistema.
2. No existen tarifas oficiales
En muchas ocasiones, los usuarios solicitan al profesional o empresa de traducción contratada las tarifas oficiales dictadas por el organismo regulador, esto es, la Oficina de Interpretación de Lenguas. Al ser un servicio que acredita la oficialidad, es común pensar la existencia de unos precios marco dictados por el Estado.
Sin embargo, nada más lejos de la realidad, cada traductor jurado es libre de ofrecer sus propias tarifas, aunque dentro de la profesión existen unos precios más o menos estándar, dependiendo de la rapidez del servicio y del sector que ocupe.
3. No están regidos por un colegio profesional
Otra de las peticiones habituales de los clientes de la traducción jurada es la de solicitar a los profesionales su carnet de colegiado, habituados al contacto con otro tipo de oficios como la abogacía o la arquitectura que sí están reguladas por este tipo de institución.
La inexistencia de un colegio de traductores no indica la ausencia de un mecanismo regulador, puesto que todos ellos están acreditados por la ya mencionada Oficina de Interpretación de Lenguas, dependiente del Ministerio de Asuntos Exteriores, la cual los identifica con un número que debe aparecer en el sello de traductor jurado.
4. No hay exigencias sobre el papel de la traducción
La Oficina de Interpretación de Lenguas no establece ningún patrón sobre el formato del papel empleado para la traducción, siendo lo único exigible en este sentido la entrega del trabajo en papel.
Más allá de esto, no existe ninguna obligación, aunque durante muchos años haya sido habitual la entrega de los trabajos en papel timbrado. No obstante, no era más que una iniciativa de algunos traductores jurados con el objetivo de dotar a sus trabajos de una apariencia de fiabilidad, ya acreditada por el propio Ministerio. Por tanto, existe total libertad, siempre que el trabajo sea entregado en papel.
Ahora que conoces algo más sobre el oficio del traductor jurado, ya estás preparado para recibir los servicios de una empresa de traducción como Trad&Go, cuyos profesionales poseen un amplio grado de experiencia en la traducción de documentos oficiales relativos a diversos campos.
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